Saltar al contenido

Tengo miedo de enamorarme otra vez

No me había dado cuenta que ella y yo éramos compañeros de clase hasta que terminamos la primaria. Incluso en ese momento, no le había prestado gran atención. Ella, y su amiga, se acercaron a mi amigo, y a mí, para felicitarnos por habernos graduado.  

Al momento de empezar la secundaria tu vida se expande. No sólo todas las clases que debes ver al día, y a la semana, sino también a todas las personas que tienes frecuentemente a tu alrededor. Pasas de ver los mismos 30 rostros por 5 horas al día, a estar 8, o más, con cientos de personas.  

Sin embargo, ahí estaba ella. No puedo decir por qué, pero la estaba notando. Como si tuviese una luz que la hiciera destacarse de los otros. De las otras. Como si el “felicidades” del año pasado hubiese servido para grabarla en mi memoria.

También te puede interesar: No te mereces un amor a medias.  

El primer año de secundaria todos intentamos averiguar quiénes somos, y con quiénes queremos estar. Por lo que no me sorprende que no hayamos tenido mucho contacto. No era una persona de acercarme a otras, aunque el círculo había crecido, solía unirme a las que ya conocía hace años.  

No fue hasta segundo año de secundaria que comenzamos a interactuar. Si les dijese que recuerdo por qué, estaría mintiendo. Pero me hacía sentir tan bien. Me hizo sentir tan bien que recuerdo no querer separarme de ella ni un solo momento. Quería que se quedase a mi lado para siempre.  

Sin siquiera notarlo comencé a dejar de sentarme al lado de mis amigos, por estar más cerca de ella. Dejé de prestarle atención a otras personas, por dársela a ella. Y fue cuando lo supe, no era la primera vez que me pasaba con alguien, pero sentía que me estaba gustando de una manera diferente.  

Sabía que el próximo paso era acercarme aún más, y fue cuando empecé a utilizar a los proyectos en equipo para entrar en su círculo de amistades. Aunque eso significara, sin saberlo, dejar el mío. Pero no me importaba, siempre y cuando estuviese al lado de ella.  

Llegó un momento que el sentimiento era tan fuerte que me mantenía despierto en las noches pensando en un futuro juntos. Me gustaba imaginar que permaneceríamos unidos para toda la vida. Aunque la vida tuviese otros planes conmigo. Con ella. Y, aunque no me gustase, por separado.  

No sólo aprendí lo fuerte que puedes sentir amor por alguien durante la secundaria, no sólo viví mi primer amor. Hoy en día, 6 años después, sigo pensando que no quiero enamorarme de nuevo. No quiero amar a otra persona como la amo a ella. No quiero amar a otra persona que no sea ella.  

Quizá pienses que tengo miedo a enamorarme otra vez. Puede que sea cierto. Puede que el rechazo me haya hecho sentir como que nunca seré correspondido. Pero la verdad es que, sirve como en las historias de amor, cuando conoces al amor de tu vida, simplemente lo sabes.  

Quizá esté siendo egoísta conmigo mismo. Quizá esté negándole la oportunidad a otras personas de entrar en mi vida. O quizá aún me estoy apegando a la falsa idea de que estaremos juntos en algún momento de nuevo. ¿Cómo podría alguien tener una respuesta para todo eso? 

Lo cierto es que tengo miedo a enamorarme otra vez. Tengo miedo a olvidarme de ella. Tengo miedo a colocar a otra persona por delante de ella. Tengo miedo de cambiar un sentimiento tan puro como lo es el primer amor, por algo que suele desvanecerse tan rápido en nuestros días.

Portada: Sandra Seitamaa