¿Has estado alguna vez en una relación?, si es así entonces sabes que se vive en una ruleta rusa. Nunca sabemos realmente el curso que tomarán las cosas a la siguiente mañana. No importa si se está saliendo con alguien, se mantiene un noviazgo, o ya se vive en matrimonio.
Nos esforzamos día a día por dar lo mejor de nosotros, y esperamos que la otra parte también lo haga. Pero, ¿sabemos reconocer cuando no es así?, ¿somos capaces de darnos cuenta cuando estamos dando más de lo que recibimos?, ¿somos capaces de percibir cuando las cosas han cambiado?
Al inicio toda relación parece sacada de un cuento de hadas. Y todos siempre pensamos que viviremos “felices por siempre” hasta que estamos en el día a día de lo que es mantener una unión amorosa. Que, muchas veces, no es ni parecido a lo que hemos visto en películas.
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Porque, aunque algunas veces si tenemos que empujar la carreta por nuestra cuenta para asegurarnos que siga andando, no está bien seguir tirando cuando la otra persona parece no tener ningún interés en que se continúe con el curso de las cosas. Cuando parece que hemos sido dejados de lado.
Pero, ¿cómo saber que estamos siendo dejados de lado?, en algunos casos es sencillo. Muchos noviazgos rompen por la falta de interés. De 10 mensajes cada hora, pasan a ser solo 5. De 3 visitas en la semana, pasa a ser 1, y por un periodo corto de tiempo.
Algunas veces intentamos luchar en contra de la marea. Queremos arreglarnos de manera distinta para que nos noten. Queremos ser más oportunos para estar presentes en la vida de esas personas. Aunque no sea para nada saludable intentar seguir caminando aun cuando tengamos que arrastrar a otra persona.
Hay relaciones que no comienzan a deteriorarse hasta el matrimonio. Que es donde muchas parejas caen en la monotonía, y eso hace que se conozcan nuevas facetas que no estaban incluidas en el contrato matrimonial. Reclamando muchas veces que “hemos cambiado”, pero sólo estamos siendo nosotros mismos bajo nuevas circunstancias.
El estar casado, o comprometido, nos hace sentir con que la relación ya no se puede disolver tan sencillo como en el caso de un noviazgo. Por lo que es común que aguantemos cierto tipo de maltratos que pensamos que podemos “mejorar”, aun cuando no estamos avanzando hacia ninguna dirección.
Una relación donde existan gritos nunca será saludable. Aunque pensemos que, peleamos por la noche y nos reconciliamos por la mañana, hace falta mucho más para que podamos considerar que no estamos en un ambiente tóxico. Que puede costar sólo un segundo en tornarse en algo que puede ser mucho peor.
Muchos causantes de problemas en las relaciones actuales son los celos, aun cuando a esta persona no se le dan motivos. Es cuando comenzamos a experimentar los típicos “escenarios selectivos”, en donde nuestra pareja comienza a prohibirnos amistades, y algunos intentan cambiar hasta la manera en que nos vestimos.
Lo peor de todo es que, por mi experiencia, una relación no saludable termina por dañarte aún después que has salido de ella. Porque te habrás acostumbrado tanto que no podrás eliminar tus sentimientos por esa persona aun cuando te ha hecho tanto daño. Pero, ¿qué es lo que podemos llamar “una relación saludable”?
Con tantos golpes en la vida he aprendido que una relación saludable es aquella donde existe confianza, donde no hay lugar para las prohibiciones, o los abusos. Donde sabes que no tienes que estar todo el día con esa persona, para tenerla sólo para ti.
Portada: Christina Rivers