Nadie es imprescindible en esta vida.
Ha pasado el tiempo y sigue sin saber que hizo mal para que un día, cogiera las maletas y se fuera.
Han pasado las semanas, y su cama solitaria sigue llorando por su ausencia preguntándose constantemente qué pasó para que la que prometió quedarse a muerte, desapareciera sin más.
Ni siquiera él sabe la respuesta, después de todo lo que dio por ella, de poner la mano en el fuego sin importarle si quemaba o no, después de quedarse incluso cuando tenía razones para irse, después de todo, él, ha sido el que peor ha salido.
Se ha convertido en trozos aunque sigue siendo persona y pese a que sus sentimientos son claros y la quiera, es consciente de que después de tanto daño, aún echándola de menos, no sería capaz de volver a abrir sus puertas para invitarla a quedarse a vivir dentro de él. No merece la pena, no después de todo, no después de tanto, no después, ni tampoco ahora.
Como he dicho, la quiere, y eso no va a cambiar, pero en estos momentos debe quererse él más, dedicarse tiempo y cerrarse todas esas heridas que siguen doliendo. Sentir su dolor, echarla de menos y darse cuenta que nadie es imprescindible en una vida en la cual la gente va y viene y que, aunque piense que nadie será capaz de llenarle de la misma forma en que ella lo hacía, con los días, las semanas, los meses o los años encontrará a alguien capaz de quererle y valorarle, porque de verdad, que vale mucho.Créditos: VG – Twitter – Instagram