Saltar al contenido

Perdón, nunca quise hacerte daño

Nunca quise hacerte daño pero lamentablemente nos conocimos durante un momento de mi vida en el que me sentía insegura, mi confianza estaba por los suelos además tenía problemas corporales. Me costaba aceptar que te gustaba.

No podía imaginar ser el objeto del afecto de alguien, ser la persona en la que piensan al despertar y le envían un mensaje de buenos días. Pensaba que te aburrirías de mí una vez que me conocieras mejor. Pensé que solo te atraía porque aún no conocías a la verdadera yo.

Nunca quise hacerte daño pero no estaba pensando con claridad. Estaba cegada por mis inseguridades. Estaba preocupada por que me lastimaran nuevamente, así que decidí alejarme antes de que tú te alejaras de mi.

No me aleje porque te odiara, me aleje porque me odiaba a mi misma. No pensé que mereciera tu atención. Incluso si se convertía en una relación seria, pensaba que en algún momento arruinaría las cosas. No podía imaginar una relación duradera.

Nunca quise hacerte daño pero me había acostumbrado tanto a que me lastimaran que no pensé dos veces en romper tu corazón. Pensé que alejarme de ti sería un alivio. Pensé que serías feliz porque te daría la oportunidad de buscar a alguien mejor, alguien a tu nivel.

Es por eso que nunca me sentí culpable por ignorarte, por cancelar tantos planes, pensé que apenas notarías mi ausencia, nunca imaginé el daño tan grande que te hacía.

Nunca quise hacerte daño, pero eso ya no importa, tomé mis propias decisiones y asumo la responsabilidad por mis acciones. Tienes todo el derecho de estar enojado conmigo. Entendería si nunca me vuelves a hablar. Entendería si esta vez eres tú el que se va.

Nunca quise hacerte daño, pero no puedo cambiar el pasado. Lo mejor que puedo hacer es decir LO SIENTO.