Nadie puede entender lo que sientes exactamente porque sólo tú eres quien lo sientes. La gente puede pensar que el haber pasado por la misma situación puede llegar a saber qué es lo que recorre tu mente, pero yo no creo que sea así ya que cada persona es un mundo y a cada uno le afectan las cosas de una u otra forma.
Nadie puede juzgarte por estar mal (en realidad no deberían hacerlo por nada) porque todos tenemos derecho a estarlo y hasta el que te vende que es más feliz del planeta ha tenido días duros. Y no pasa nada, porque es lo normal. Tener épocas de llorar a diario y otras tantas en las que seas incapaz de borrar la sonrisa de tu cara, y nadie puede decirte cómo y cuándo debes estar de una u otra forma porque son tus sentimientos, tu vida y aunque no lleguen a entenderlo, al menos deben respetarlo.
Nadie puede prometerte que todo irá bien porque las promesas no son más que palabras, pero lo que sí pueden hacer es darte la mano y ayudarte a superar cada uno de esos baches que te impiden avanzar. Pasos pequeños que te llevan a lograr grandes cosas. Pequeños detalles que hacen que los días sean menos grises. Pequeños momentos que hacen que, hasta en los días más difíciles, sigas queriendo luchar porque sabes que hay mil cosas por las que merece la pena seguir en pie.
Nadie puede vivir tu vida pero sí pueden ayudarte a que la vivas mucho mejor, así que ya sabes, deja que los demás te ayuden porque muchas veces, solos no podemos continuar y necesitamos de alguien que nos ayude a romper todos esos muros que nos impiden llegar todo lo lejos que queremos.