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Amistad que ya no es

No me considero una persona ingenua, pero en nuestra amistad creí casi ciegamente, bajé la guardia porque eran años, porque éramos vos y yo, por las palabras que nos dedicábamos que hablaban de un para siempre, porque no te sentía capaz. Ahora sé que si hasta ese momento no me habías lastimado, era solo porque no se te había presentado la oportunidad.

Tu traición me dolió como duelen las cosas que no te esperás, como un golpe por la espalda, como una mala noticia de esas que en un segundo lo desmoronan todo. Y te perdoné, te perdoné en contra mío y a favor tuyo, lo hice porque no me escuché, porque preferí no perderte, cerrar los ojos y hacer de cuenta que no había pasado nada. Quizás porque no podía ni quería creer que tantos años se estaban yendo por la borda, ahora entiendo que a esa borda nos arrojaste vos porque en el segundo en el que decidiste lastimarme, todo lo que vivimos y podríamos haber vivido no te importó en lo absoluto: yo no te importé en lo absoluto.

Existen decepciones que rompen vínculos. Y entre vos y yo algo se destruyó para siempre. Algo ya no va a funcionar, algo ya no encaja, como un rompecabezas sin una pieza, no importa cuanto intente, dicen que de abrir los ojos no se vuelve, y hoy te veo bajo otra luz, y desde acá te ves tan distinta, desde esta perspectiva entiendo no haber sido la única amistad que perdiste recientemente, desde acá no puedo defenderte como hice siempre, porque ahora tengo que darles la razón.

Yo creí en vos, y te perdoné como hacemos siempre los que no podemos asimilar la traición ajena, te perdoné porque no supe quererme como para entender que si me sentía herida el vínculo ya estaba roto y no eran mis manos las causantes de ese quiebre, te perdoné porque quería con todo mi corazón que sigas siendo la persona a la que amé, a la que respeté, a la que le presenté a mi familia, a la que jamás le hubiera hecho lo que me hiciste. Pero esa persona ya no existe, y la que te perdonó tampoco lo hace.

El castigo precede al crimen decía Dostoievski, porque uno antes de cometer el crimen sabe el dolor que generará, y asume la culpa. Y perdón si me tomé mi tiempo, y perdón si te hice creer que tu golpe no había debilitado nuestra amistad, pero es que no sé si será el comienzo de año, o si es que estoy trabajando en mi amor propio: No te quiero cerca porque no te necesito cerca, no te quiero cerca porque soy la persona más leal que otra persona pueda llegar a conocer, y la gente leal se merece gente leal, y no quiero tenerte cerca si hacerlo significa vivir con la guardia alta, porque si me fallas una vez es tema tuyo, pero si me fallas dos veces la responsabilidad recae en mí, y porque a mis amigos yo no les tengo miedo, y ellos no me tienen que tener miedo a mí.

Yo creí en vos, y te perdoné porque no quería perderte, pero es que ahora lo veo tan claro: Me perdiste vos. Me perdiste en el instante exacto en el que pensaste en la amistad que estabas a punto de destruir, y asumiste la culpa.

Créditos: Sol IannaciTwitterInstagram