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Lidiando con la tristeza

Sal a cortarte el pelo, anda a visitar a tus abuelos, júntate con un amigo, sal a caminar. Y si salir te parece imposible, lee un libro, mira una película, dibuja, escribe, pinta. Pero haz algo con el dolor. Siéntelo. No lo hagas para evitarlo, sabes que está ahí. Pero acéptalo como parte de ti. El dolor es simplemente una parte tuya, de tu realidad actual, pero entiende que no tiene por qué seguir siendo así. No encasilles a la tristeza como eterna. Después de todo puedes tanto como crees poder.

Levántate. Incluso aunque hacerlo te tome toda la fuerza que tienes. Agarra toda la tristeza y llévala contigo a todas partes, sácala a pasear. Báñate, vístete, afronta tu día. Y haz todas las cosas que tengas que hacer, y si no tienes que hacer nada, ponete cualquier objetivo que se te ocurra y cúmplelo. Sé lo que se siente. Sentir que la tristeza te consume. Sentir que no puedes siquiera moverte. Pero hazlo, aunque parezca que estás dejando toda tu energía en el intento.

Y si de repente sientes que todo es demasiado, para. Llora, grita, o háblalo con alguien, o aléjate del mundo por unos segundos y quédate solo. Y cuando puedas seguir, sigue. Que el dolor no te consuma, que el dolor no te bloqueé. Puedes estar triste, pero no puedes convertirte en una persona triste. No dejes que te ganen las ganas de renunciar a todo y no levantarte de la cama. No agrandes el dolor.

Despierta todos los días y piensa ”voy a estar bien”. El tiempo pasa y las cosas se acomodan. Pero solo si ponemos voluntad. Debes creer que va a pasar, y te juro que un día vas a despertar y no vas a tener que convencerte de nada. Lo vas a sentir. Vas a saber que te curaste. Vas a ver que ya estás bien.

No hay una solución mágica para recuperarse de una pérdida, de una decepción, o de un corazón roto. Uno a veces cree que sanar es ocultar lo que duele, en vez de aceptar que duele, reconocer por qué duele, y entender que no tiene que doler para siempre. Estuviste bien antes, y puedes volver a estarlo. Quizás pase una semana, quizás un mes, quizás un año. Quizás un día estés mal y al otro día te sientas totalmente bien, y después vuelvas a estar mal. Pero un día te vas a levantar de la cama y vas a sentir algo que nunca sentiste. Paz. Ya pasó todo. Sin explicación lógica. Los sentimientos son raros y el tiempo ayuda. Ayúdate tu también. Entiende que nada es para siempre. Un día todo va a tener sentido exactamente de la manera en la que sucedió. Un día todo va a ser pasado, pasado de verdad. Un día vas a estar sonriendo y casi no te vas a acordar de eso que parecía que iba a doler para siempre.

Por ahora levántate. Levántate todos los días y vuelve a empezar. Sé exactamente cómo se siente el ver como tu mundo está destruido y tener que seguir igual. Pero te lo juro, un día vas a amarte a ti mismo por haber seguido intentando vivir tu vida cuando todo estaba gris. Un día vas a mirar atrás y vas a ver que lo lograste. Terminó lo que era insuperable. Tú lo hiciste terminar.

Por: Sol Iannaci – TwitterInstagram