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Tu mascota puede ser tu mejor confidente

tu mascota puede ser tu mejor confidente

¿Te gustan los animales?, porque, es imposible crecer sin alguno a nuestro alrededor. Y, una vez que te decides por tener una mascota, te das cuenta que la vida es mucho más maravillosa con la compañía de esos seres de luz que sólo embellecen nuestros días.

Aunque tener una mascota es mucho más que caricias, risas y besos. Hace falta un muy alto nivel de responsabilidad para enseñarle a cómo comportarse, y mucho compromiso para que tú te comportes de la manera correcta con ellos. Pero es como ser padres sin realmente tener un hijo.

A mí desde muy pequeña recuerdo que me han encantado todo tipo de animales, aunque antes sólo me fijaba en la parte bonita. Sin saber que ameritaban cuidados para mantenerlos con vida. Mis padres, conscientes de eso, me limitaban mucho la tenencia de mascotas en la casa. ¡Qué mal!

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Recuerdo que unas de las primeras mascotas que tuve, totalmente de mi propiedad, fueron peces. Y todo era hermoso hasta que la pecera se ensuciaba y alguien tenía que cambiarla. Era una niña, y mi padre era quien se encargaba de todo eso. Yo era feliz con verlos nadar de un lado a otro.

Con el paso de los años todos mis peces murieron. No tuve fuerzas para comprarme otros, y la pecera quedó vacía. Pero pronto la llenamos con otra mascotita que nos traía una sorpresa. Y es que, empezando secundaria, me compré un hámster que terminó pariendo a los días de llegar a casa.

Mis padres estaban espantados, a mi mamá no le gustaban los roedores, y no sabía qué haríamos con tantos. Pero a mí me encantaba. Amé verlos convertirse en las criaturas tan tiernas que son. Llegaba todos los días de la escuela a alimentarlos, sacarlos y limpiar su jaula (pecera).

Un día necesitábamos salir muy temprano, ya habíamos regalado la mayoría de las crías, y sólo nos quedaban el hámster madre y uno de los bebés. No había rastro de ella por toda la casa, pero era normal que saliese y se escondiese. Por lo que cerramos todo y nos fuimos.

Esa tarde mi vecina me escribe que ha visto mi hámster lastimada, con sangre en su nariz, afuera de mi casa. Y mi mundo se calló. Por supuesto murió casi al instante de recibir ese mensaje. Y su cría, quizá de soledad, un par de días después.

No fue hasta tener un perro, ya terminando secundaria, que me di cuenta que las mascotas pueden ser nuestros mejores confidentes. Eran tiempos difíciles, y el simple hecho de tener un cachorro me llenó la vida de gracia. Me daba un motivo para levantarme cada día.

Desarrollamos un lazo tan fuerte que podría jurar que sabía cuándo me sentía mal, porque se acostaba a mi lado sin hacer ruido y esperaba que yo me parase para comenzar a jugar, o pedirme que lo sacara a dar un paseo. Lo que me hizo tomarle mucho más cariño.

Pasar tanto tiempo con él me hizo comenzar a hablarle. Quizá no tan fluido como a una persona, pero sí al menos decirle cómo me siento y cómo me hace sentir tenerlo. Y me he dado cuenta que no hay otra cosa mejor que contar con tu mascota para expresar cualquier sentimiento.

Muchos dirán que no son capaces de entender, pero con una mirada pueden decirlo todo. Mi perro me ha ayudado a sobrellevar mi depresión y mis ataques de ansiedad. Y me ha enseñado a tener responsabilidad por otra vida. Algo que ninguna otra persona ha hecho alguna vez por mí.

Portada: Petra Bouchalová