
Recuerdo la primera vez que tuve un amor platónico. De hecho, no conocí el término hasta cierto tiempo después. Era tan pequeño que no sabía si quiera qué era lo que estaba sintiendo. Ya que, usualmente, solemos sentirlos por figuras que admiramos, como algún cantante, o actriz, actor.
Aunque mi primera fijación en un artista fue por Shakira, no fueron sus caderas las que me hicieron enamorarme perdidamente en mi juventud. No fue hasta que conocí a Britney Spears que supe lo que era sentir una atracción tan fuerte por alguien. Alguien a quien nunca llegarás a tener.
Y no me malinterpreten, no estoy hablando de una atracción por su apariencia. Sentir amor platónico es más complejo que sólo la manera que esa figura se ve. Es un paquete completo, donde su personalidad y expresiones tienen más en cuenta de lo que podemos llegar a pensar alguna vez.
También te puede interesar: 10 cosas que debes recordar cuando todo va mal
Por ejemplo, años más tarde me di cuenta que otros amores platónicos tenían algo en común: todos tocaban el piano. Aunque sea algo tan básico, algo que millones de personas en todo el mundo pueden hacer, son aspectos que logran cautivarnos aún más que cualquier otra cosa que podamos presenciar.
En mis años de adolescencia me enamoré perdidamente de Demi Lovato, pero no de la Demi actual. Me enamoré de aquella chica gótica que se debatía entre una estrella pop y una rockstar gótica con sus canciones como Here We Go Again. El color negro le quedaba tan bien.
Y, de hecho, mi primer amor tenía mucha similitud con Demi. Ambas tocaban piano y guitarra. Tenían el mismo tono de piel, y contextura. Y amaba como a ambas les quedaba tan bien el color negro en sus uñas. Como si se tratase de mi propia Demi, pero a mi alcance.
Fue entonces cuando me di cuenta que, muchas veces, nos fijamos en una persona por el parecido que tiene con la figura que ha sido nuestro amor platónico por años. Aunque no nos demos cuenta, nos sentimos tan atraídos a la fantasía que cualquier posibilidad de volverla realidad nos golpea tan fuerte que no sabemos de dónde ha venido.
Pero, ¿esto es algo completamente sano?, digo, ¿está bien fijarse en alguien sólo porque, de alguna manera, te recuerda a la figura que has idolatrado por tanto tiempo, o es que acaso no es una manera sana de empezar una relación?
¿Has tenido tu amor platónico?, quizá sí y no lo has notado. Es común en nuestros días enamorarnos perdidamente de personalidades como las de Shawn Mendes, y Harry Styles. De hecho, en redes sociales muchas personas con estos gustos conviven manteniendo muy buenas relaciones tan sólo por tener eso en común.
Lo que nos lleva a decir que un amor platónico es más que algo propio, es una coincidencia que podemos llegar a tener con otras personas. Algo que puede servirnos para conocer seres con los mismos intereses que nosotros. Puede que nunca lo alcancemos, pero que si nos ayude a llegar a un lugar.
Algunas veces amamos platónicamente a cosas que no necesariamente pueden identificarse como personas. Por ejemplo, ¿eres contadora, pero amarías ser la próxima Beyoncé?, ese deseo y admiración que tienes por esa carrera puede llegar a catalogarse como un amor platónico. Un deseo que no está a tu alcance.
¿Ya has identificado tu amor platónico?, quiero que pienses en cómo puede ayudarte en la realidad. Aunque nunca podamos hacer esa ilusión realidad, en nuestra realidad sí que puede servirnos de mucho. Quizá te ayude a comprender por qué has tenido una fijación por cierto tipo de personas.
Portada: Debby Hudson