
Pasa el tiempo y cada día que pasa voy teniendo más claro quien merece un hueco en mi vida y quién demostró que ese espacio que llevaba grabado su nombre, le quedaba demasiado grande.
Pasan las estaciones y cada vez que piso el invierno éste me recuerda que llevaba razón, él mejor que nadie me iba a enseñar quien había venido para quedarse y quien ni se molestó en deshacer las maletas. Meses de frío, lluvias y días más grises que claros en los que necesitas un abrazo que caliente tu sangre helada y se lleve cada uno de tus miedos.
Pasan las canciones en el aleatorio haciendo que miles de recuerdos que estaban dormidos, despertasen llevándome a diferentes momentos, etapas de mi vida o a personas. Personas que había dejado grabado su nombre en esos tres minutos que te atrapaban y detenían todo tu mundo.
Pasan las personas y como he dicho, muy pocas son las que deciden quedarse, pero he llegado a un punto en que me da igual que se vayan, no voy a rogarla a nadie que se quede porque quien de verdad quiere estar, lo está, no necesitas pedirle que lo haga porque le sale solo cogerte y no soltarte. Quédate o vete, tú eliges, pero piénsalo antes porque seguramente no tengas la opción de volver.
Aporta o aparta, no obligo a nadie a quedarse donde no quiere estar, pero entonces no te quedes en medio, porque solo me estorbas y ya me he cansado de esa gente que ni te quiere ni te deja querer(te).
Cuídame y prometo cuidarte incluso el doble pero no esperes que vaya a estar ahí si en vez de cuidarme decides romperme. Pasan los trenes y yo ya no me quedo sentada despidiendo a los pasajeros con la mano mientras ellos se van, y yo me quedo. Hace ya tiempo que decidí que iba a coger y desde entonces, así lo he hecho. Me subo a todos, no dejo que se me escape ninguno, ya he perdido demasiadas oportunidades y me niego a seguir perdiendo.
Pasa el tiempo y el muy cabrón siempre se niega a volver, siempre es el que más corre y el que se burla de nosotros porque hasta él mismo sabe, que nunca seremos capaces de correr tan rápido como él puede hacerlo.
Pasa los días, las semanas, los meses, los años y para cuándo nos damos cuenta se nos ha pasado la vida. Así, sin más, sin avisar y a lo tonto no nos ha dado la oportunidad de lograr todo aquello con lo que tanto habíamos soñado y que, por desgracia, se quedará en eso, un simple sueño más.
Pasa todo y todo pasa por algo, y mientras tanto yo voy cumpliendo ese puñado de sueños que muchos se empeñan en dejar sobre la almohada, yo en cambio, visto lo visto, prefiero cogerlos y alcanzarlos. Y quién quiera subirse, que se suba conmigo y quién no, que se quede, pero yo he aprendido que no merece la pena detenerse por nadie.
Así que después de todo esto, ¿te vienes conmigo a comerte el mundo o prefieres quedarte viendo como es el mundo quien te come a ti?