Saltar al contenido

No permitas que tu pareja haga esto

Aún recuerdo lo que era estar enamorado. Todavía puedo sentir esos nervios que llamamos “mariposas en el estómago” cuando estaba cerca de mí. Y como lo único que quería era que estuviese más cerca, si eso podía ser posible. ¡Realmente lo deseaba con todas mis ganas!

Se podría llegar a pensar que son sentimientos que se harán más sencillos cuando nos acercamos a esa persona. Pero la verdad es que, cuando queremos a alguien, nunca se está lo suficientemente cerca. Aunque todo parezca iniciar con una amistad, por dentro nos carcome el hecho de que lo que queremos es algo más.

¿Y qué pasa si nunca lo llegamos a conseguir?, ¿qué ocurre si nos quedamos en esa “zona de amigos” para siempre?, ¿habrán valido la pena todas las noches de fantasear con una vida juntos, o nos arrepentiremos de todo lo que alguna vez llegamos a desear?

También te puede interesar: Elígeme todos los días o déjame ir para siempre.

Podríamos pensar que todo mejora cuando empezamos a salir, pero todo es mucho más estresante. Queremos vernos lo suficientemente bien para impresionar. Queremos ser lo suficientemente confiados como para no espantar. Y queremos agradarle tanto que nos aseguramos de saber todo lo que le gusta, y hacer que nos guste, aunque eso signifique cambiarnos a nosotros mismos.

¿Es esa la forma correcta de iniciar una relación?, ya sea amistosa o romántica. ¿Realmente debemos pretender que algo nos agrada sólo para agradarle a alguien más, o es que acaso le estamos dando mucho poder sobre nosotros a una persona que no sabemos cómo lo va a utilizar?

Nunca terminas de conocer a alguien, y una vez va pasando el tiempo, estando ya dentro de la relación, es que te das cuenta de todas aquellas cláusulas que no leíste cuando firmaste el contrato. ¡Que ni siquiera sabías que estaban ahí!

Como, por ejemplo, los celos. Los celos son un tema serio. Pueden llegar a dañar una relación. En algunos casos, puede hacernos perder amistades por no querer que dañe nuestra relación. Pero, ¿esa persona realmente merece tener tanto poder en nosotros como para decidir con quién nos juntamos?

Otro aspecto que no conoces de alguien hasta que estás en una relación son sus días grises, al menos no a totalidad. Nadie te habla de aquellos días en los que sólo quiere gritarle a todo el mundo, sin importar quien sea, y, quien está más cerca, eres tú. ¡Cómo si fuese justo!

Y ese no es el único tipo de abuso que una persona puede llegar a sufrir. En algunos casos, y por diferentes razones, que jamás llegarán a justificarse, están las agresiones físicas. Sin importar si son en público o en privado. No sólo duelen en el cuerpo. Sólo arden en el corazón.

No es hasta que has llegado a lo que consideras lo más bajo que te colocas a pensar si debes permitirle a tu pareja cambiar la manera cómo te vistes, para que otros no vean el atractivo que transmites. O con quien hablar, para que otro no tenga la oportunidad de acercarse más de lo debido.

No es hasta que ya es muy tarde, hasta que crees que debes quedarte, que empiezas a batallar con si está bien o no que te haya alzado la voz. Que te haya faltado el respeto. De si es un obstáculo más que deben vencer juntos, para así solidificar aún más su relación.

La verdad que nadie nos dice es que no debemos permitir que nuestra pareja nos haga eso. No debemos permitirle quitarnos nuestra libertad, nuestra voz, nuestro voto. Nuestra elección de quedarnos, o irnos. Nuestro derecho de ser felices.

Portada: Eric Ward