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Perdónate a ti misma

¿Has estado en situaciones donde has cometido algún error que no te puedes perdonar a ti misma?, porque, aunque no lo creas, estos escenarios son más comunes de lo que creemos. Y también resultan más dañinos de lo que parecen a simple vista. Nada como guardar rencor hacia uno mismo.  

En todo nuestro tiempo de vida es necesario que manejemos la toma de decisiones, y en ella no siempre acertaremos. En el camino también es completamente aceptable el equivocarse, el fallar, como también el herir a otros y, peor aún, herirnos a nosotros mismos en el proceso.  

Pero es eso lo que tienes que tener en mente, que cada experiencia, cada etapa de nuestra vida, forma parte del “proceso”. Es inevitable que un ser humano no cometa errores. Es importante que aprendamos a aprender tanto del éxito como del fracaso, porque son momentos que nos ayudarán a convertirnos en quienes queremos ser.

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Es por esto que, no importa qué tan oscuro pueda pintar el panorama, siempre es importante avanzar. Tener la fuerza suficiente para poder salir del agujero, no importa qué tan profundo hayamos caído esta vez. Y, parte de ello recae en el poder perdonarnos a nosotras mismas.  

La mayoría de las veces que nos paralizamos, o nos quedamos estancados en una etapa, es porque no hemos sido capaces de integrar nuestros fallos a la historia de nuestra vida. Nos mantenemos sobredimensionándolos, dándoles una importancia mucho mayor de la que realmente deberían tener. Haciéndolos protagonistas.  

No se puede vivir pensando constantemente que “todo pudo haber terminado de una manera diferente”, o lamentándonos por acciones que cometimos, o decisiones que en su momento tomamos. Son cosas que ya no podemos cambiar, y eso sólo nos llevarán a un estado de dolor y, en los peores casos, amargura.  

Es por eso que, desde aquí desde mi lugar, te invito a que pares la lectura un momento y pienses como puedes tener una mayor empatía con tu yo del pasado. Ese que se equivocó, que te arrojó al agujero donde estás. Piensa en una manera de perdonarle de una vez por todas.  

Algunas veces, el motivo por el cual nuestras decisiones, o actos, pasadas suelen parecernos fuera de este mundo es porque los analizamos desde las personas que somos hoy en día. Y eso hace que rápidamente nos demos cuenta de que hemos errado. Quizá no elegimos las mejores palabras, o los mejores comportamientos, y sentimos culpa.  

Pero es importante que reconozcamos que para el momento no éramos la persona que somos ahora, y que la madurez que esa experiencia nos dejó no la hubiésemos podido adquirir si no fuese por el error que cometimos. Es importante que tengamos en mente que hicimos lo mejor que pudimos.  

No es lógico que sigas culpándote por una decisión sin que tengas en cuenta el contexto que te llevó a ella. Si hoy tienes una opinión diferente, o un punto de vista distinto, agradece a que ese momento tan amargo formó parte del camino que te cambió.  

Muchas veces no queremos perdonarnos porque creemos que eso nos está haciendo justificar el mal comportamiento que tuvimos en el pasado. Pero tampoco es bueno que nos aferremos al rencor e intentemos vivir en penitencia por una vez que hayamos obrado mal. Porque, en su momento, parecía lo correcto.  

Aunque las consecuencias que se hayan generado de ese error hayan sido desagradables, y dolorosas, siempre encuentra la forma de perdonarte a ti misma. La relación contigo debe ser tan sana como con cualquier otra persona. No eres una víctima de tus actos, eres una sobreviviente.

Portada: Paola Chaaya