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Me he acostumbrado a muchas cosas

Me he acostumbrado a vivir en personas ajenas pensando que serían mi hogar para siempre y para cuándo me he querido dar cuenta me habían dejado en la calle, con los recuerdos en una mano y el corazón en pedazos en la otra.

Me he acostumbrado a llamar “amigo” a cualquiera y después de tantas sorpresas he llegado a la conclusión de que es un término que a muchos, les queda grande. Grande como el vacío que dejan cuando se quitan sus caretas y enseñan como son realmente, haciéndote sentir pequeña, alguien casi invisible en quien nadie se fija, a quien nadie cuida, alguien que haga lo que haga, pasa desapercibida.

Me he acostumbrado a callar cuando quería gritar, a atarme a personas cuando nadie debería atarse a nadie porque quien te quiere, te quiere libre, con las alas intactas y tú espíritu brillando a más no poder.

Me he acostumbrado a cosas que nadie debería acostumbrarse, pero en ese momento, por alguna razón, pensabas que era lo correcto, que ese cúmulo de inseguridades que habían ido creciendo en ti porque otros se empeñaban en regarlas día tras días, eran normales. Y quizá, tendría que haberme acostumbrado a cosas mejores. Personas que se quedan, mensajes inesperados que alegran semanas, abrazos sinceros que salvan y mil cosas más que despiertan sentimientos increíbles y entierran todos aquellos que se empeñan en arruinarte la vida.

Es hora de cambiarlo todo y acostumbrarme a cosas mejores. A mí, a quienes quieran quedarse, a los que están aunque hayan llegado más tarde y a todos aquellos que siguen estando pese a todo. Es hora de ser libre y volar cómo me dé la gana, dejando las alas a un lado, porque con ganas puedo llegar todo lo alto que quiera sin necesidad de ellas.

Créditos: VG – Instagram – Twitter